La gimnasia, un deporte exigente que combina lo mejor de las destrezas físicas de los deportistas con sus habilidades artísticas, creando un espectáculo llamativo que atrae a propios y extraños, pero esta disciplina se hace aún más especial cuando unas niñas de gran corazón se involucran de lleno con este deporte, que hacen del gimnasio el escenario donde recrean un espectáculo como ninguno.
Con más de diez años de trabajo con niños especiales, Roxana Caballero Vergara, es la encargada del equipo de gimnasia de la delegación del Atlántico, que ahora incursiona en un deporte nuevo para ella y para sus tres chicas de nombres particulares, Yurani, Slendir y Yulimar,  amantes del teatro, que orgullosamente representan a todo un departamento; en esta edición de las Olimpiadas FIDES Roxana, al conocer las capacidades artísticas de sus chicas, se atrevió a conformar un equipo que se caracteriza por mezclar la gimnasia y el teatro, lo mejor de ambos mundo, que al final no son tan diferentes.
Competencias hay muchas, los recursos son pocos, no todos los participantes que quieren pueden asistir a un evento como este, el tiempo de montaje y ensayo de las rutinas antes de una competencia lejos de casa se hace en unos cuantos días, “no hay que ilusionar a las niñas si nuestra asistencia a la competencia no está confirmada, muchas veces no se cuentan con todos los recursos para asistir”, afirmó la entrenadora de la delegación, recordando especialmente a una de sus mejores deportistas, Leidy, la gran ausente por la delegación del Atlántico, que desde casa apoya a sus compañeras, esperando poder participar en una próxima competencia, lejos de casa, que le permita conocer un poco más de este país, que a veces parece más grande, más distante.La coordinación, el ritmo y el aprendizaje de cada una de las rutinas que se muestran en el escenario representan el mayor de los retos, pero a estas deportistas tan especiales poco les importa el trabajo extra que deben hacer, el baile y el ejercicio son las herramientas que usan para su “gran montaje teatral”, el gimnasio se convierte en el escenario el mayor de los escenarios, que a pesar de su inmensidad, el temor pasa a un segundo plano pueden más las ganas de conquistar al público, tan sólo con un lazo y una sonrisa.
Los entrenamientos son duros, hasta tarde en la noche durante los últimos dos meses han practicado cada paso, cada pirueta, cada sonrisa, cada expresión, luego viene la música, la rutina va tomando forma, se pule, se perfecciona; el mayor deseo de Roxana es que sus deportistas figuren entre los primeros puestos, las medallas son lo de menos, la experiencia y el poder compartir su trabajo con los espectadores y con sus pares es lo más importante, y claro, conocer Medellín, una ciudad que nunca habían visitado, y que les ha encantado, en especial por su clima, ni mucho frio ni mucho calor, perfecto para practicar sus rutinas.
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